En el corredor de la muerte.

 

Isaías 53:6. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino; pero el Señor hizo que cayera sobre[a] Él la iniquidad de todos nosotros.

Hay una historia, sobre Napoleón Bonaparte que dice que, durante un día de guerra, al caer la noche se designaron centinelas o guardias para que vigilaran diferentes puntos del campamento, para así evitar ataques sorpresa. A éstos se les ordenó, bajo pena de muerte, que se mantuvieran despiertos, y que cumplieran con su fiel deber. A mitad de la noche, el propio Napoleón se levantó para una vuelta de reconocimiento, y encontró a un centinela dormido, con su fusil yaciendo a su lado. Una imagen que bien pudiera recordarnos a Jesús en Getsemaní tratando de hacer que sus íntimos amigos y discípulos orasen.

Este soldado estaba agotado del anterior día de lucha, y al verse en soledad, se durmió. ¿Qué podría, o qué debería hacer Napoleón? El deber del Centinela debía ser cumplido, o habría de morir. En silencio, el emperador Napoleón Bonaparte, tomó el fusil, lo colocó sobre su hombro, e hizo de centinela hasta que despunto el día. Cuando el soldado despertó, se llenó de temor; pero Napoleón le devolvió su fusil avisándole que tuviese más cuidado en el futuro.

En definitiva, a modo de resumen; Napoleón ocupó el lugar que era reservado, que estaba designado para el centinela, y lo salvó de una segura condena de muerte que él mismo instauró.

Hoy también quiero hablarles del día que nuestro Señor ocupo nuestro lugar en el corredor de la muerte, y murió por ti y por mí.

Romanos 6:23… 23 Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

¿Cómo llegamos hasta acá?... Debido a la desobediencia del hombre en el Edén,

Romanos 5:12. Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por un hombre, y la muerte por el pecado, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron.

La sentencia de Dios, debido a la desobediencia es la muerte… En otras palabras, muchas personas están sentenciadas a muerte, pero antes de ejecutarse la sentencia permanecen en el llamado corredor de la muerte.

 El Corredor de la muerte es el nombre que se le da al conjunto de celdas de los condenados a muerte; a menudo es una sección de una prisión, donde se encuentran las celdas de los individuos que esperan la ejecución. El vocablo se usa además para designar al tiempo de espera de la ejecución.

El Síndrome del corredor de la muerte.

El aislamiento y la incertidumbre del prisionero sobre su destino constituyen una forma de crueldad y que, especialmente, el largo período en el corredor de la muerte lleva a los presidiarios a terminar mentalmente enfermos si ya no lo están. Esto es conocido como el fenómeno del corredor de la muerte.

El pecado enferma…

Genesis 3:10. Tuve miedo y me escondí… La primera vez que la Biblia registra que alguien sintió miedo, ansiedad o angustia fue justo después de la caída del hombre, el hombre hizo algo malo y se escondió de Dios porque tuvo miedo, es decir, este tipo de emociones vinieron a raíz de que el hombre desobedeció. El pecado produce miedo y ansiedad.

Incertidumbre:  falta de certeza o control sobre algo. Falta de seguridad.

Los condenados a muerte entonces viven aislados, enfermos mentalmente y físicamente. Presos de la angustia, el miedo y la incertidumbre.  La biblia me habla de un hombre que estuvo en el corredor de la muerte por sus pecados y que vino otro hombre y cambio de lugar.

Barrabás es un personaje citado en el Nuevo Testamento, concretamente en relación con el proceso de Jesús ante Poncio Pilatos, Según Marcos y Lucas, estaba encarcelado por haber participado en un motín en el que se había cometido un homicidio (Mc 15:7; Lc 23:19); Juan indica que era un bandolero (Jn 18:40); y Mateo, se refiere a él sencillamente como ‘un preso famoso’ (Mt 27:16).

Al igual que barrabas muchos de nosotros hemos sido hallados culpables y estábamos en el corredor de la muerte, esperando que se ejecutara la sentencia ya establecida por nuestros pecados.

MANTENER Y VIVIR EN PECADO ES MANATENERSE EN EL CORREDOR DE LA MUERTE.

No encontré una mejor descripción que la mencionada por Max Lucado, en su libro Gracia.

Nos hallamos sentados en el suelo de la inmunda celda, esperando el momento final. Los pasos de nuestro verdugo resuenan contra los muros de piedra. Con la cabeza entre las rodillas, no levantamos la mirada mientras él abre la puerta; ni siquiera levantamos los ojos cuando empieza a hablar. Sabemos lo que va a decir:

—Llegó la hora de pagar por tus pecados.

Pero oímos algo más.

—Eres libre para irte. Jesús llevó tus pecados en lugar de ti.

La puerta se abre.

—¡Fuera! —espeta el guardia. Entonces nos hallamos en medio de la luz del sol matutino, sin cadenas, los crímenes perdonados, preguntándonos: ¿Qué ha ocurrido? Ha ocurrido la gracia.

Cristo se llevó nuestros pecados. ¿A dónde se los ha llevado? A lo alto de una colina llamada Calvario, donde no solamente soportó los clavos de los romanos, las burlas de la turba, y la lanza del soldado, sino también la ira de Dios.

Así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos[1].

Porque yo os entregué en primer lugar lo mismo que recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras[2];

¿Y tu donde deseas estar? -En el corredor de la muerte o en la gracia de Dios por medio de Jesucristo

 

 

 



[1] Mateo 20:28.

[2] 1Corintios 15:3.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La ofrenda de Caín y Abel

¿Kioscos o iglesia?

¿Un cristiano puede celebrar el día de Halloween?