Arte o Propaganda.

 

Estando en mi oficina en una de las tardes que yo llamo de lectura, al revisar mi biblioteca me encuentro un viejo libro que hace mucho me habían regalado, pero que por alguna razón no había leído todavía; me refiero: “El niño que volvió del cielo” …Un relato que según su autor es una historia real y extraordinaria de familia, fe y milagros.  Dicho libro trata sobre el caso de Alex Malakey, donde un 14 de noviembre de 2004 y con tan sólo seis años vivió un terrible accidente automovilístico que le dejó cuadripléjico. De inmediato, cuando pudo recuperar su voz Alex comenzó a decirle a sus familiares y amigos que había ido al cielo, que había visto a Jesús, pero también al diablo. Al parecer, durante su tiempo en coma, casi muerto, el niño asegura que había experimentado un viaje al cielo del que tanto le habían hablado en casa. Paso un poco mas de cinco años cuando en junio de 2010 tanto Alex como su padre Kevin decidieron escribir la historia, la misma fue publicada por la editorial Tyndale House y fue un éxito absoluto, se vendieron más de un millón de copias.

Luego cinco años mas tarde, todo se derrumba. ¡No morí! ¡No fui al cielo! “Lo dije porque creí que con ello llamaría la atención” esto lo escribió Alex es su blog personal. Esa misma semana realizo una demanda a la casa editorial afirmando que su padre (ya fallecido) fabricó toda la historia.

Definitivamente este libro no es arte, ni siquiera es verdad, es propaganda y de la mala; la palabra propaganda es vista como la manipulación o distorsión de un medio para un fin particular. Nuestras obras; escritos, pinturas, canciones etc. Deben dedicarse a Dios para que todo lo que hagamos tenga el resplandor del significado eterno y no temporal como esta novela de ficción revestida de asombrosos milagros y fe extraordinaria.

¿Por qué el cristiano cree estas historias?

Los creyentes de Berea no eran tan ingenuos, ellos consultaban a diario con las escrituras lo que pablo les aseguraba como palabra de Dios. El cristiano contemporáneo no examina lo que consume, simplemente toma lo que ve y lo cree sin tener el discernimiento necesario sobre el asunto. Todo esto por la idea de que la razón no es necesaria en los asuntos de la fe. El libro definitivamente quedara en mi biblioteca como un recordatorio para que nunca desee escribir por fama o notoriedad sino para la edificación del Cuerpo de Cristo.  

                                                                                                                                        Dr. Luis Blanco

                                                                                                                                       @soyluisblanco

 

 

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