Antorcha que arde y alumbra...
Mateo 5:14 Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar; Mateo 5:15 ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Mateo 5:16 Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
En el Evangelio de Juan 5:35, Jesús resumió el ministerio de Juan el Bautista con estas palabras:
“Él era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz”.
En la Versión la Biblia del Oso, leemos: “Él era candil que ardía, y alumbraba; mas vosotros quisisteis engreíros por un poco a su luz”.
El Señor Jesucristo quiso aclarar a los que cuestionaban su proclamación como el Mesías y como el Hijo de Dios, recordándoles que Juan el Bautista fue el primero en proclamar esta verdad, pero que a pesar de las cualidades incuestionables de Juan, su integridad moral y espiritual, así como la evidencia de un ministerio ungido por Dios que los conmovió, pero, tampoco le creyeron.
Es interesante notar las palabras con las que Jesús define a Juan el Bautista:
“él era (nos habla de su identidad) antorcha que ardía (nos revela el proceso interno) y alumbraba (nos señala el efecto externo)”.
Estos que cuestionaban a Jesús eran inconstantes ante la Obra de Dios, tan solo ‘se regocijaron por un tiempo’, en la Biblia del Oso dice: ‘por un poco’, en la versión 1909 dice: ‘por una hora’. Aquella antorcha o lámpara que Dios había encendido no penetró en sus vidas de forma permanente, solo les hizo efecto por una hora, tuvo el alcance de un flash que ilumina a la misma velocidad que se apaga. ‘Aquella luz’, aunque los atrajo poderosamente, no logró hacerlos perseverar en aquella verdad por mucho tiempo.
Jesús se refiere a la antorcha usando una palabra que era muy conocida de los que le oían, se usaba el término de antorcha para destacar a los maestros que por su santidad y conocimiento de las verdades de Dios brillaban, iluminaban y avivaban al pueblo. Los distinguían como luces o lámparas, antorchas, luces ardientes o luces resplandecientes.
•Un creyente no puede alumbrar con sus palabras sino arde en amor por Cristo.
•Un creyente no puede arder sin tener combustible (aceite).
•Mientras ardemos nuestro aceite se va consumiendo, necesitamos un buen suministro de Aceite.
•Aunque juan fuera el segundo este ardía y alumbraba durante todo su ministerio
•La antorcha solo se enciende si hay oscuridad
•Un creyente antorcha no es tropiezo para otros sino luz, en medio de su oscuridad.
•Juan 18:1-3 Podemos contemplar la diferencia de adoradores
vemos que la misma luz que recibió Juan,la recibió Judas; pero la gran diferencia es que solo Juan el bautista iluminaba, alumbraba a los demás mostrándole el camino de la salvación que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Mientras que Judas alumbro el camino de los soldados para traicionar a cristo.
Cuando Jesús destaca y define el ministerio de Juan, éste ya había sido decapitado por Herodes. Así se refiere a Juan en tiempo pasado, él era, es decir que su ciclo había terminado, su ministerio había concluido, pero lo selló con una nota de triunfo, con un compromiso sin fallas, ni fisuras.
Lucas es el evangelista que dedica más versículos acerca de la vida de Juan, le consagra el capítulo primero de su evangelio. Pedro nos advierte: «Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo» (2 Pedro 1:21).
La vida y el ministerio de Juan nos mueven a considerar su gran ejemplo como hombre de Dios, y su compromiso con Dios y su Obra.
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