En el corredor de la muerte. Isaías 53:6. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino; pero el Señor hizo que cayera sobre[a] Él la iniquidad de todos nosotros. Hay una historia, sobre Napoleón Bonaparte que dice que, durante un día de guerra, al caer la noche se designaron centinelas o guardias para que vigilaran diferentes puntos del campamento, para así evitar ataques sorpresa. A éstos se les ordenó, bajo pena de muerte, que se mantuvieran despiertos, y que cumplieran con su fiel deber. A mitad de la noche, el propio Napoleón se levantó para una vuelta de reconocimiento, y encontró a un centinela dormido, con su fusil yaciendo a su lado. Una imagen que bien pudiera recordarnos a Jesús en Getsemaní tratando de hacer que sus íntimos amigos y discípulos orasen. Este soldado estaba agotado del anterior día de lucha, y al verse en soledad, se durmió. ¿Qué podría, o qué debería hacer Napoleón? El deber del Centinela debía ser cum...